Steve Pavlina fue una inspiración cuando empecé a hacer juegos se manera profesional. Uno de sus artículos me llevo a ver la vida de una manera diferente.
¿Qué tal si la vida de un profesional de juegos es un juego que debe diseñarse?
(Advertencia: Párrafo filosófico ahead) A todo eso, ¿Qué es la vida? ¿Un juego social de recursos? ¿Una experiencia con permadeath donde el personaje va envejeciendo? ¿Algo que debe ser tortuoso? ¿Algo que se debe disfrutar a cada momento?
Ver la vida como un juego cambia su sentido. Le da otra manera de vivirla.
Hoy me encuentro en el nivel 37, y como diseñador de esa vida estoy llegando a un punto peculiar. De entrada, como muchos, diseño conforme lo vamos ‘viviendo’. Soy el arquitecto, el tester y el usuario. Y a veces no tengo la mejor respuesta para que la experiencia sea “placentera”.
El personaje ya no tiene la misma energía de antes. Está empezando a entrar a un pico de dificultad, como ocurre cada 5 años (las famosas crisis). Si eres hombre en los 30s puedes encontrar un resumen de lo que le pasa a la mayoría acá: The Age 30 Crisis and Seasons of a Man's Life
En esta etapa, como lo he hablado también con familiares y amigos, puede ser atractivo intentar jugar otro escenario donde te sientes en más comodidad, donde sientes más posibilidades de ganar (y no perder tus vidas).
Ya te cansaste de intentar algunos puzzles y no encontrarles solución, por lo que regresas a lo que te funciona, aunque temes caer en un "grinding" de hacer lo mismo por años y perder el sentido de para qué lo haces.
El modo tutorial por el que la mayoría pasa ya terminó, y ahora toca vivir con el conocimiento que has acumulado y aprender de jugadores con más experiencia que tú. Entra una etapa de reconectar con el juego bajo reglas nuevas.
Aunque todo eso que mencionamos es parte del meta-juego. El juego de jugar el juego (disculpa el pleonasmo y estirar la metáfora 😅).
¿De que va este juego? ¿De llegar al final con los mejores stats posible? ¿Con la mejor puntuación? ¿Los mayores logros públicos? ¿Con un High score que nadie ha logrado? ¿De dejar de jugar hasta el último aliento?, es decir, ¿morir jugando?
Cada persona juega con objetivos y motivaciones diferentes. Esto es de lo primero que vemos en diseño de juegos. Desde el famoso Bartle, pasando por Brain Hex, y otras maneras de clasificar a los jugadores, podemos ver algo parecido en la vida.
A algunos les mueve el reconocimiento, a otro el lado intelectual, a algunas lo social, y lo económico.
Una idea que me llega al ver la vida como un juego, es que no solamente se trata de ganar, sino también divertirse. Disfrutar la curva entre el aburrimiento y la frustración. Lo que conocemos como Flow.
El juego no es justo, aunque es interesante y en muchas ocasiones “superable” y en esa paradoja es donde se encuentra la diversión.
Aunque no podemos cambiar la mayoría de las reglas del juego, podemos conocerlas, entenderlas, aceptarlas y cambiar cómo jugamos.
Ya lo han dicho películas como “Soul” o “Todo en todas partes al mismo tiempo”. En las micro-partidas, las pequeñas victorias y las conexiones humanas es donde un juego complejo hace sentido y al final se tiene una partida satisfactoria.
Quiero llegar al último nivel posible. Varias personas han llegado al 80 o más allá. Algunos tienen su "permadeath" antes que la media del 71. Por la “estadística” veo lejano todavía llegar allá. Y ya superé el Club de los 27, así que prácticamente ando en el medio.
Algunos están ganando los mini-juegos al mismo nivel que yo, aunque esa comparación no hace sentido. (How to Stop Comparing Yourself to Others - A Helpful Guide). Cada quien empezó el juego en diferentes condiciones y tiene un camino y micro-objetivos distintos.
Algunas juegan simplemente tirando los dados, para ver que ocurre. Otros tienen un plan muy detallado de qué harán en cada turno y a donde quieren llegar.
Y al final de todo, llega un punto en que termina tú partida, miras lo que lograste, entregas los dados y llegan nuevos jugadores.